martes, 10 de febrero de 2009

ENTRE LA INVESTIGACIÓN Y LA EVALUACIÓN. Sesión 4.

· ¿Cuál fue la reflexión/descubrimiento más relevante que les promovió la temática abordada en la telesesión?
R.: Las diversas posibilidades por las cuales es posible abordar la realidad, vislumbrar una futura aplicación por la cual concretar un objeto de estudio y la metodología por el cual abordarlo, con el propósito de construir y aportar conocimiento original.


· ¿Cómo definirían a la investigación educativa y cómo a la evaluación educativa?
R.: La investigación educativa es un proceso sistemático por el cual se intenta explicar la realidad.
La evaluación social o educativa es un proceso en el que se contraponen los objetivos y los resultados de un programa.


· En el contexto de la comunicación y las tecnologías educativas, ¿cuáles podrían ser las aportaciones de la investigación educativa y/o social y cuáles de la evaluación educativa y/o social? (mencionar al menos tres aportaciones de cada una)
R.: De la investigación educativa y/o social surgen conceptualizaciones, paradigmas, relaciones dialécticas, evidencias y explicaciones, la construcción de conocimiento.
La evaluación educativa y/o social aporta juicios de valor, identifica deficiencias y cualidades de los programas, valora el grado de cumplimiento de los propósitos que lo rigen, determina su vigencia.


· ¿Cómo nos ayuda lo visto durante la sesión para el desarrollo de nuestra práctica profesional?
R.: Diferenciar los instrumentos por los cuales es posible abordar la realidad, identificar sus cualidades y oportunidades de aplicación, con la plena intención de elegir el instrumento que con mayor plasticidad se adecue el objeto de estudio.

lunes, 9 de febrero de 2009

LA CONCIENCIA ÉTICA TRAS LA BARRERA DEL SIGLO XXI

RESUMEN
El documento adjudica la necesidad de cambio en la comprensión y la conciencia de lo humano, al cambio del tiempo como magnitud, siendo la transición de los tiempos oportunidad única para la reflexión del camino transitado como humanidad y, posibilidad para visualizar el destino de los hombres bajo una nación, la nación humana.

LA CONCIENCIA ÉTICA TRAS LA BARRERA DEL SIGLO XXI.
Los hombres prehispánicos tenían en la lectura de la naturaleza la guía que orientaba y regia los rumbos de su sociedad. Así pues, la aparición de un cometa era augurio de decadencia, era un signo de calamidades venideras. En el día y la noche encontraban la dicotomía de un proceso cíclico de desolación y renovación; con el ascenso al poder de un nuevo gobernante iniciaba otro ciclo, en el cual se magnificaban sus edificios buscando la perfección y la perpetuidad social.
La transición en los tiempos, aunque sea una categorización humana de lo natural, enmarca procesos de coyuntura, en los que la reflexión sobre el ser y el deber ser del humano se acumulan, tornándose en intentos por enseñar al sujeto la forma de vivir su vida. Esta situación reaparece a finales del pasado siglo XX y aun existe en esta primera década del siglo XXI.
Estos procesos sociales conjugadas con transiciones temporales son proclives a la aparición de filosofías de cambio y renovación radicales, puesto que aparecen desde todos los ángulos, posturas fatalistas que pregonan el exterminio de los hombres y su civilización a causa de la decadencia generada por ellos mismos; otras, esperanzadoras, donde el alcance de una verdadera civilización, se observe en el esplendor de los pueblos basado en el potencial de lo humano y, las menos, aquellas que abordan las problemáticas futuras como extensión del modo de vida actual.
Cada una de estas aportaciones se generalizan por proponer una orientación en el deber ser de los hombres, ya sea como sujetos sociales o en su individualidad; pero a la vez, se particularizan al proponer principios básicos en los cuales ha de cimentarse la progresión de la humanidad, caso especifico Morín (1999), quien expone y aborda problemáticas actuales que permanecen ignoradas, a la par de proponer siete saberes que sin importar su cultura y sociedad, resultan básicos para la humanidad, de los cuales este texto por su temática abordará los dos últimos: Enseñar la comprensión y La ética del género humano.

COMPRENSIÓN HUMANA EN EL SIGLO XXI.
La vertiginosidad de los adelantos tecnológicos ha propiciado la superación de barreras físicas, como el tiempo y el espacio; uniendo distintas latitudes con el establecimiento de conexiones digitales y la constante transmisión de datos. Se puede decir orgullosamente que hoy más que en otro tiempo el hombre se encuentra plenamente comunicado; la inmediatez del sonido, la visión de lo remoto y el establecimiento de relaciones socio-comunicativas con individuos de otras regiones del mundo, son ejemplo claro de ello.
La necesidad innata del hombre por comunicarse, se transforma en una necesidad tecnológica de interrelación comunicativa, con ello los procesos cognitivos de las nuevas generaciones han evolucionado, haciéndolos facultativos en la operación de distintos elementos técnicos y tecnológicos de comunicación.
Con todo lo anterior, el ser humano se encuentra más sólo que nunca, se comunica pero no se hace comprender, ni tampoco comprende a quienes lo rodean, indistintamente de su proximidad, a decir de Morin (1999), "La comunicación no conlleva comprensión".
Para Morín (1999), la comprensión humana se sustenta principalmente por tratar de construir explicaciones sobre fenómenos de orden concreto, para lo cual es necesario adoptar y ejecutar una postura intelectual, desde la cual leer el mundo físico. Con lo anterior, es la comprensión de la condición humana la que se encuentra en un reducto; las ideas, valores y sentimientos aún vigentes en la sociedad y expresados por otros individuos resultan difíciles de percibir e interiorizar.
La incomprensión entre humanos, desde mi punto de vista, trae consigo una patología más que se incorpora con la gama de las ya existentes: Autismo de lo humano, caracterizado por la anteposición del “yo” sobre la colectividad, la visión de lo ajeno y lejano al manifestar los “otros”, ignorando la condición de sus congéneres o indiferente de ella, siendo esto último de mayor peligro, pues adquiere un roll contemplativo ha sabiendas de lo que acontece.
La conducta es la expresión concreta de la interacción suscitada entre los valores, las ideas y la experiencia de cada sujeto, pero también del grado de intelección y comprensión que del mundo social y natural se realice; por ende, corresponde también a las instancias educadoras como la familia y la escuela, promover la comprensión de las diferencias individuales y colectivas, no como una aceptación irreprochable, sino como respeto a la universalidad.

LA CONCIENCIA ÉTICA DEL NUEVO MILENIO
Desde varias disciplinas sociales y humanas se mantiene fija la distinción del hombre con respecto al resto de las especies, por su racionalidad y grado mayor de conciencia, en ello radica su compromiso de protección con ellas y con su hogar, el mundo. Sin embargo, existe fractura entre su natural conciencia y la conciencia practicable, situación remanente de las inconsistencias entre los círculos sociales de desarrollo y los tiempos en los cuales se tuvo la formación inicial como sujeto socialmente activo.
Son precisamente las secuelas del siglo XX las que en este nuevo siglo, mantienen incierto el rumbo de los hombres, por estas consecuencias de nuestros actos en el pasado, el modo de vida actual y la sucesión de un nuevo tiempo como oportunidad para mejorar, es requerido un status mayor de comprensión, como producto también de la evolución en la esencia de los humanos, la conciencia ética.
¿Qué es la conciencia ética?, sí se sepárese en los dos miembros que integran esta nueva capacidad humana, se entendería como conciencia, al proceso que tiene su inicio con el acceso a la información, seguido del conocimiento de lo que se suscita y finalmente, la comprensión de la situación como un todo, es la incorporación de los elementos al contexto del ente; en tanto que, ética es una construcción social, que como ciencia regula la conducta de los individuos, así pues, puede ser tan diversa como el número de sociedades la construyan, de ahí su relativa aplicación.
Mientras que para Morín (1999), nace de potenciar las autonomías individuales, aunado a la participación comunitaria, todo integrado con el sentido de pertenencia a la humanidad; es consecuencia de la encarnación del hombre como individuo, como participe de una sociedad y como perteneciente a una especie.
Al unir estos dos términos, me permito entender a la conciencia ética como construcción individual orientada por el entorno social de desarrollo, donde la identidad y el sentido de pertenencia a lo humano, permite regular los actos por la responsabilidad del beneficio colectivo y como especie.
Un individuo con conciencia ética se asume como ciudadano del mundo, ajeno a las nacionalidades y respetuoso de las diferencias culturales; perteneciente a la nación humana, al reconocer al otro como parte necesario de su espacio vital y, ser coparticipe de la construcción del destino colectivo del cual disfrutara.
Tener conciencia ética, es conocer que todo acto individual es abarcativo del colectivo, lo afecta por más mínimo que este sea y que, acarrea consecuencias personales; es la búsqueda del bienestar social como extensión de la prosperidad personal.
El axioma de la pelota contra la pared,”todo lo que lanzas, rebotara a ti”

PROMOCIÓN DE LA CONCIENCIA ÉTICA.
Hablar e intentar abordar la conciencia ética como concepto filosófico, implica también trascender a su ejecución dentro de las relaciones sociales más próximas del individuo, es precisamente en este punto de inflexión donde se encuentra la mayor problemática, ¿Cómo adquirir conciencia ética? y ¿De qué manera promocionarla en distintos entornos?
No es fácil aproximarse a una respuesta para cada una de estas cuestiones; considero que su adquisición se da por un proceso de evolución, donde el individuo evalúa sus experiencias, reestructura sus esquemas mentales y cognitivos, reflexiona sobre los valores y normas morales que rigen su comportamiento, el cual también es sometido al análisis; es decir, parte de reconocer sus posibles errores y aceptar la posibilidad de un cambio en su proceder. La interiorización de la conciencia ética es una disposición del individuo para hacerlo.
Promover la conciencia ética, desde mi postura, es una situación frágil que responde, en principio por comprender el modo de vida, como la libertad individual y; que requiere el absoluto respeto y aceptación de las diferencias, como acto de tolerancia.
La exclusión de aspectos imperativos en la promoción de esta capacidad es fundamental, pues ningún individuo tiene la autoridad para indicar a otro el modo de vida a seguir. Es mediante el ejemplo propio como se puede comunicar, y de alguna manera contagiar, por así decirlo, la conciencia ética en los otros, como extensión de mi persona y pertenecientes a distintos ámbitos sociales, ya que sino es de tal manera, en mucho asemejaríamos al vendedor que oferta un producto que no es requerido.
La conciencia ética es una unidad, no puede fragmentarse para ocasiones especiales o para diferentes ámbitos, ni privativa de las relaciones con sujetos específicos, sin embargo, en su promoción encuentra distintas acciones dependientes del contexto social.
En la familia como núcleo social y primera institución formadora del hombre, su adquisición y promoción depende de estrechar los lazos de convivencia entre los miembros que la conforman, la cercanía permite un conocimiento de la realidad en que se desarrolla el familiar; la construcción y fortalecimiento de distintos canales de comunicación, bajo la premisa de que una comunicación eficiente minimiza las interpretaciones erróneas y falsas concepciones sobre los otros y; aplicar la empatía a fin de propiciar la reflexión valorativa sobre la condición y el roll familiar que cumple cada integrante.
En el ámbito profesional, como docente frente a grupo, donde la materia prima son sujetos diferentes y únicos, quienes mantienen estados de ánimos variables fruto de la influencia de otras relaciones sociales, es necesario fungir como monitor de la conciencia ética, no como un escaparate de valores, sino en la postura del respeto, la solidaridad y la tolerancia, a lo que llamaría entornos o ambientes de conciencia ética, los cuales se nutrirían con las manifestaciones y aportaciones de los individuos.
Un cambio en la actuación de cada sujeto, por mínimo que este sea, comunica un cambio en la postura del sujeto, estas mejoras también son transmisibles, así pues la conciencia ética sería transmitida de sujeto a sujeto, fruto de sus relaciones comunicativas y de comportamiento, por lo que se tornarían en cadenas de mejora para la concientización ética.
La aplicación directa de la conciencia ética al que hacer como investigador pretende erradicar completamente el fraude intencional o no de las contribuciones académicas que pudieran efectuarse, por fundamento el perfeccionamiento en la construcción del marco referencial, donde se adjudique las ideas empleadas a quien las genera, “El hecho de plagiarse los planteamientos de un autor constituye un acto de deshonestidad intelectual…” (Rojas, 1992, p.1)
La utilización de las bases de datos aunque proclives a promover el hurto intelectual, caso especifico, la red Internet, de la cual se extrae información de manera indiscriminada e irresponsable, sin siquiera remitir el origen de la misma, puede tornar su función para confrontar las aportaciones contenidas en ellas con las aportaciones creadas.
Esta confrontación entre ideas ya realizadas y las recién generadas, puede realizarse en dos vertientes, la primera, un poco arcaica, en el que el copiar y pegar es fundamental, y donde es posible evidenciar la redacción tal cual de las ideas; y el hurto de mayor complejidad, donde las ideas originales se matizan al cambiar algunas palabras, pero la idea se asoma detrás de ellas, el cual por su naturaleza es casi indetectable, al argumentar la coincidencia entre los postulantes.
En la investigación social y educativa, puedo manifestar desde mi experiencia, que es realizada por personas originales que generan ideas originales, mi compromiso en cuanto al respeto de las ideas y sus gestores, no es especifico para con este módulo de investigación, sino que ha regido y lo seguirá haciendo en todo mi desarrollo profesional, independientemente de las situaciones adversas que en este camino encuentre.
El ingreso a cursar un posgrado, en especial este programa de Maestría, es la búsqueda de un reconocimiento profesional, que en nada arriesgaría, por cometer un fraude intelectual o plagio.

REFERENCIAS
Rojas, Raúl. (1992). El plagio en el trabajo científico, en Formación de investigadores educativos. México: Plaza y Valdés. Recuperado 30 de enero de 2009 de: http://cecte.ilce.edu.mx/campus/file.php/51/sesion3/agenda.html
Morín, Edgar. (1999). Los sietes saberes necesarios para la educación del futuro. Correo de la UNESCO. Recuperado 30 de enero de 2009 de: http://cecte.ilce.edu.mx/campus/file.php/51/sesion3/lec_rec/los_siete_saberes_necesario.doc